La peste negra fue una pandemia devastadora que arrasó Europa en el siglo XIV. Se estima que mató lo que representa aproximadamente una cuarta parte de la población europea de la época.
Existen una serie de factores que contribuyeron a la propagación de la peste negra, entre ellos:
La pulga. La peste negra es causada por una bacteria llamada Yersinia pestis, que se transmite a los humanos a través de la mordedura de una pulga infectada. Las pulgas se encuentran comúnmente en ratas, que también son susceptibles a la infección.
Las ratas. La peste negra se propagó rápidamente por Europa debido al gran número de ratas que habitaban las ciudades medievales. Las ratas eran portadoras de pulgas infectadas, que podían infectar a las personas al morderlas.
Las condiciones sanitarias. Las condiciones sanitarias deficientes en las ciudades medievales contribuyeron a la propagación de la peste negra. Las calles estaban llenas de basura y excrementos, que proporcionaban un ambiente ideal para la reproducción de ratas y pulgas.
Los viajes. La peste negra se extendió rápidamente por Europa debido al aumento del comercio y los viajes. Las personas infectadas con la peste negra podían transportar la enfermedad a otros lugares, incluso a través de largas distancias.
La falta de conocimiento médico. En la época de la peste negra, la medicina era una ciencia incipiente. Los médicos no entendían la causa de la enfermedad, por lo que no podían proporcionar tratamiento efectivo.
